Postal
de Tijuana
En una playa de Tijuana,
la que es dos y una en su inocencia,
el sol, en ocasiones
decide no salir.
Se nubla la frontera en la
mirada gaviota.
Hay veleros a lo lejos que
parecen
velas de cumpleaños sobre el
mar.
¿Qué arena tan extraña es ésta?
Como muerta.
Han pasado los mejores años
de mi vida
entre las luces inmigrantes
de ciertas calles.
Todo turista es anónimo.
Tijuana es triste para los suyos,
hay que decirlo.
El lugar más feliz sobre la
tierra para los extranjeros.
Encontré a Simbad
construyendo un castillo de
arena,
pero qué arena más extraña
era,
como destruida de antemano,
gris en su esperanza.
Del otro lado duerme a
pierna suelta el rey Sharyar.
El sol, en ocasiones, decide
no salir.
No debería sangrar en esta
hermosa mañana.
Sin sol, en este mar sin
rabia, resignado.
Una postal del adiós: una
gaviota
comiéndose los ojos de Simbad.
De Un montón de piedras
Concurso Binacional de
Poesía 2017 Pellicer – Frost
Mantis/UACJ 2017