RAMBLA DEL CARMELO
El amor fue una vez el reclamo multicolor
de
los bares de moda con música de Blondie.
Ella
tenía la piel áspera,
voz
de muchacha rota por alcohol.
La
tocaba en el aire entre formas sin forma,
ella
se quejaba del resfriado mientras fumaba.
Calle
Agudells con Rambla del Carmelo:
un
túnel como las tripas del sueño:
gritos
de jóvenes libertarios retrocediendo décadas
entre
disparos de la policía y órdenes por megafonía
como
amenazas, disolución.
Sueño
e insomnio negro,
negro
como una noche negra sin ti,
negro
como un adoquín negro,
negro
como un negro negro.
¿Y
tú de qué me hablas?
¿De
una cultura de tanatorio,
de
un rumor que ya no le interesa a nadie
o
de ti? ¿Me hablas a mí?
Voy
con una prisa desesperada
y
el mundo se mueve a un ritmo desesperante.
Corbatas
de azul pastel,
chicas
disfrazadas con vestidos de gasa
que
marcan los pechos.
Te
desnudo y tú me preguntas por qué.
Calla,
mira, no repitas historias,
no
pretendas saber lo que no sabes
ni
querrías saber después de saberlo.
Porque
ya lo sabes:
sueño,
insomnio y negro,
negro
como una noche negra sin ti,
que
no quiero,
negro
como un adoquín en tu corazón,
negro
como los latidos sobre tu pecho
sin
sujetador negro,
debajo
del vestido de gasa negro,
negro
como un negro bien negro.
David Castillo
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