La muerte pies ligeros
El aroma del viento dulce cesó en mi casa.
Quebrados los dedos del sol
solo queda un horno de barro lleno de lama,
su fuego ya no muerde la palma de mi mano.
La boca del olvido está oxidada.
En los ojos de los míos se borrará la sombra
con la que me amaron.
Sobre la espalada de un perro me sentaré para remar en el mar vivo,
daré monedas para el responso a los hombres
que cobran para entrar en donde es tierno el mundo.
Un cántaro llevaré a mi cadera,
llenaré de polvo de chintul mis cabellos
y sobre una piedra me sentaré a extrañar
todo lo que aquí no pude querer.
Natalia Toledo
Deche Bitoope / El dorso del cangrejo
Almadía. Segunda edición, 2022.
Pág 43.
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