martes, 10 de febrero de 2015

Ciclo Jorge Fernández Granados



Los dispersos

y en una equivocada edad donde caminan
los dispersos los que no han abierto
su verdad al mundo aún el resuelto como la quitanza
de lo que todos saben pero no
han pronunciado

perduran o perseveran en lo limpio los dispersos
en la desigualdad del orden donde guardan
como la sed como la musitante sed su avinagrado día
en ese digno
afán con una cifra
en la orilla de los números del mundo

miserables los dispersos reiteradamente juntan
cuatro cosas y el alegre respirón de un aire viejo
se saludan
se sospechan
desde la mutante memoria del amor
o la palabra (cualquier gesto) los agrupa
y los retiene
convidados de piedra confundidos en todo

casi se pierden casi se dan
por omitidos unos a veces
y apagan con los dedos una llama
escriben en la arena dicen que son niños
soplan con el polen transparente
y se ríen
pasan con su piedra ardiente rotan como púlsares
se impacientan se distraen se despiden
los dispersos

unas veces no
los hallaremos más nadie diría petrificados
sus jardines su reloj sus herramientas
su triste manera de mirar algo tan lejos
muy algo tan lejos

qué raros son
los dispersos
a nadie le gusta tenerlos demasiado tiempo cerca
parecen ácido o luz
queman sorprenden incomodan no sabe uno qué hacer
abre la puerta
deja que salgan
toma gracias adiós
y que Dios
te cuide
pero no vuelvas

ruido
ruido en el corazón
de los dispersos
eso
debe pasar porque enmudecen
gritan cantan
sufren se despiertan
porque se van a pie distancias
que nadie quiere caminar
y no se cansan
sólo se mueren a veces
porque en su respiración hay un murmullo que parece canto
una razón
que no los deja vivir que no los deja quedarse
y cómo hacer cómo decirles
que ya no
hay casi lugar
en esta cárcel para ellos



Jorge Fernández Granados (Ciudad de México, 1965)

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